Mozart. Piano Concerto № 23 in A Major, performed by Maria Yudina (1943)
Intérprete favorita de Mozart para STALIN
María Veniamínovna Yúdina (en ruso, Мари́я Вениами́новна Ю́дина, Nével, 28 de agosto de 18991- Moscú, 19 de noviembre de 1970) fue una pianista rusa, gran defensora de la música contemporánea y muy reconocida también por sus interpretaciones de Johann Sebastian Bach y Ludwig van Beethoven. Yúdina fue una de las pocas voces del mundo artístico soviético que mostró abiertamente su disconformidad con el régimen comunista, lo que le costó numerosas represalias (se le impidió en numerosas ocasiones ejercer la docencia o interpretar en público). De familia judía, su conversión al cristianismo y su profunda fe la convierten también en una de las figuras cristianas (junto con su amigo el filósofo Pável Florenski) más importantes de la Unión Soviética.
María Veniamínovna Yúdina (en ruso, Мари́я Вениами́новна Ю́дина, Nével, 28 de agosto de 18991- Moscú, 19 de noviembre de 1970) fue una pianista rusa, gran defensora de la música contemporánea y muy reconocida también por sus interpretaciones de Johann Sebastian Bach y Ludwig van Beethoven. Yúdina fue una de las pocas voces del mundo artístico soviético que mostró abiertamente su disconformidad con el régimen comunista, lo que le costó numerosas represalias (se le impidió en numerosas ocasiones ejercer la docencia o interpretar en público). De familia judía, su conversión al cristianismo y su profunda fe la convierten también en una de las figuras cristianas (junto con su amigo el filósofo Pável Florenski) más importantes de la Unión Soviética.
Maria Yúdina y Stalin
Curiosamente, Yúdina fue la pianista favorita de Iósif Stalin. Stalin escuchó en la radio una interpretación del Concierto para piano nº 23 de Mozart y pidió una copia. Como había sido una transmisión en directo, se solicitó inmediatamente a Yúdina que lo grabara esa misma noche. La llevaron a un estudio junto con una pequeña orquesta y así se pudo presentar una grabación a Stalin (esta versión se conserva y está actualmente editada en CD). Al parecer, a Stalin se le saltaban las lágrimas sólo con oír las primeras notas tocadas por Yúdina. Pese a contar con esta predilección, Yúdina continuó con sus críticas al régimen. Donó el dinero con el que se la recompensó por esta grabación a la Iglesia Ortodoxa «para oraciones perpetuas por los pecados de Stalin.»
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